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martes, 1 de noviembre de 2016

¿Quiénes somos?: Una lucha constante para llegar a ser constantes



Hace un par de meses mientras divagaba frente a la ventana del autobús de la universidad camino a casa, me hacía algunas ideas sobre todo lo que podía lograr con un poco de disciplina, cuántas metas habría alcanzado y qué rumbo podría tomar mi vida si en vez de pensar y posponer tanto las cosas hubiera iniciado ya. Así como es de fácil proponerse las cosas igual es culparse a uno mismo, al fin y al cabo los juicios más duros te los hacés vos todos los días; lo interesante es que cuando no tenemos claro lo que queremos cualquier sueño o meta se vuelve borroso y poco memorable.

 The Big Lebowsi. The Coen Brothers, 1998.
Al mismo tiempo que me flagelaba la consciencia me daba cuenta de que ya había logrado algo: encontrar cosas que realmente me gustan. Este era ese momento en el que te das cuenta de que quizás, solo quizás, estás siendo muy severo con vos mismo. Tal vez parezca raro y te preguntés: “¿Qué tan difícil es encontrar algo que te guste?”, pero la respuesta varía dependiendo de cada quien y en mi caso vaya que he intentado muchas cosas (aprender a tocar un instrumento, entrar en la banda del colegio, mejorar mis habilidades de dibujo, ser parte de un equipo de voleibol, ponerme en forma, iniciar un emprendimiento y no hablemos de mi fe). Lo cierto era que, sin darme cuenta, había dado un gran paso que gracias a la perseverancia se logró.

Taxi Driver. Martin Scorsese, 1976.
Conforme vas creciendo te das cuenta de que solo terminamos una lucha para empezar otra y en ese momento era bastante claro que tenía nuevos propósitos: disciplinarme y llegar a ser constante para lograr mis objetivos. Para iniciar con mi plan tenía que hacerlo a mi manera, de forma metódica…paso a paso, por lo tanto debería cumplir objetivos diarios que mejoraran mi desempeño a largo plazo y me hicieran más eficiente para empezar a ser eficaz. Inmediatamente el flagelo indomable de la consciencia apariencia: “…pero cómo vas a lograr eso si todos los días te proponés alcanzar el bus y ya llevás casi 200 lempiras gastados en taxi, ¡apenas es miércoles!”. Algo tenía que hacer y debía empezar por lo más básico.

Star Wars: The Empire Strikes Back. Irvin Kershner, 1980.
Por ahí citaba una maestra al supremo Aristóteles: “Somos lo que repetidamente hacemos. Por lo tanto la excelencia no es un acto sino un hábito”. Se dice que al hacer una acción durante 20 días seguidos se vuelve hábito pero todos sabemos que no es tan fácil decirlo pues el camino al día 20 está distante del día 1, bien dicen que lo más difícil es empezar y he allí mi dilema. Motivarme no era un problema, todas las mañanas me prometía dormirme temprano, por las noches me prometía levantarme temprano y por las mañanas hacer lo que tenía que hacer en el tiempo correspondiente. El verdadero problema era que por las mañanas me prometía dormirme temprano porque me levantaba tarde, en las noches levantarme temprano porque ya era tarde y por las mañanas cumplir con mis responsabilidades  porque me había dormido tarde y así todo se volvía un círculo vicioso de intentos fallidos.

Aristóteles.
Con el tiempo seguí intentado y mejoraba en ciertos aspectos mientras que algunos parecían no tener remedio, sin embargo nunca dejaba de presionarme. Lo que más me sorprendía de mi mismo era mi capacidad para anticiparme a las cosas, a veces acertaba…la mayoría de veces no, quizás solo tenía suerte. Eran planteamientos tales como: “Si me despierto a esta hora duermo un total de x horas. Si al despertarme no me distraigo con el celular probablemente me levante a tiempo…”, que por la mañana cambiaban a: “Si solo veo dos videos de 5 minutos probablemente no me atrase, solo tendría que tardarme menos desayunando y vestirme más rápido…”, y que en la noche se volvían: “Quizás deba jugar una partida más…”. La mejor parte era cuando este tipo de planteamientos volvían al momento de tomar el autobús de la universidad y calculaba la velocidad de mis pasos vs. el tiempo que faltaba para llegar a la estación; todo para darme cuenta de que solo estaba entrando en negación y ya era demasiado tarde.


Matrix Revolutions. The Wachowski Brothers, 2003.
Lo mismo pasaba con mis responsabilidades, que eran más que suficientes si tenemos en cuenta que en el proceso por encontrar algo que me gusta adquirí bastantes, posponía y posponía, lista tras lista y al final de la jornada siempre quedaba algo que hacer. Me sentía agotado y hasta innecesariamente cargado pero sabía que algo estaba cambiando. De repente resolvía las cosas de forma más eficiente y a veces eficaz, seguía teniendo problemas con mi rutina pero por alguna razón lidiaba mejor con el estrés y tenía mejores resultados.

The Fight Club. David Fincher, 1999.
Hoy por hoy puedo decirte que las cosas no son como yo lo esperaba, todavía no logro la excelencia y la disciplina soñada pero los resultados de mi esfuerzo se vuelven cada vez más notorios. Evalué mis responsabilidades extracurriculares y abandoné las que no me hacían feliz junto con las que consideré que debía dejar. Creo que la clave está en ser perseverante y no perder la motivación (señora que de vez en cuando se ausentará), encontrar algo que realmente te guste y mantener constantemente en tus pensamientos hacia donde querés llegar.

Me gustaría saber si te pasa lo mismo o algo parecido, cómo lidiás con ello y qué tanto has progresado. Si te gustó el post te invito a compartirlo con tus amigos y darme like en mis redes sociales. Buenas noches a todos, a todos menos a los que se propusieron empezar algo y todavía no lo hacen.









2 comentarios:

  1. Ademas de saber que me gusta hacer te puedo decir que estamos estudiando lo que nos gusta y tenemos amigos en la carrera, no muchos tienen esa dicha.

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  2. Gracias por escribir lo que muchos pensamos.

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