Hace un par de meses
mientras divagaba frente a la ventana del autobús de la universidad camino a
casa, me hacía algunas ideas sobre todo lo que podía lograr con un poco de
disciplina, cuántas metas habría alcanzado y qué rumbo podría tomar mi vida si
en vez de pensar y posponer tanto las cosas hubiera iniciado ya. Así como es de
fácil proponerse las cosas igual es culparse a uno mismo, al fin y al cabo los
juicios más duros te los hacés vos todos los días; lo interesante es que
cuando no tenemos claro lo que queremos cualquier sueño o meta se vuelve
borroso y poco memorable.
The Big Lebowsi. The Coen Brothers, 1998. |
Al mismo tiempo que me
flagelaba la consciencia me daba cuenta de que ya había logrado algo: encontrar
cosas que realmente me gustan. Este era ese momento en el que te das cuenta de
que quizás, solo quizás, estás siendo muy severo con vos mismo. Tal vez parezca
raro y te preguntés: “¿Qué tan difícil es encontrar algo que te guste?”, pero
la respuesta varía dependiendo de cada quien y en mi caso vaya que he intentado
muchas cosas (aprender a tocar un instrumento, entrar en la banda del colegio,
mejorar mis habilidades de dibujo, ser parte de un equipo de voleibol, ponerme
en forma, iniciar un emprendimiento y no hablemos de mi fe). Lo cierto era que,
sin darme cuenta, había dado un gran paso que gracias a la perseverancia se
logró.
Taxi Driver. Martin Scorsese, 1976. |
Conforme vas creciendo te
das cuenta de que solo terminamos una lucha para empezar otra y en ese momento
era bastante claro que tenía nuevos propósitos: disciplinarme y llegar a ser
constante para lograr mis objetivos. Para iniciar con mi plan tenía que hacerlo
a mi manera, de forma metódica…paso a paso, por lo tanto debería cumplir
objetivos diarios que mejoraran mi desempeño a largo plazo y me hicieran más
eficiente para empezar a ser eficaz. Inmediatamente el flagelo indomable de la
consciencia apariencia: “…pero cómo vas a lograr eso si todos los días te
proponés alcanzar el bus y ya llevás casi 200 lempiras gastados en taxi,
¡apenas es miércoles!”. Algo tenía que hacer y debía empezar por lo más básico.
Star Wars: The Empire Strikes Back. Irvin Kershner, 1980. |
Por ahí citaba una maestra
al supremo Aristóteles: “Somos lo que repetidamente hacemos. Por lo tanto la
excelencia no es un acto sino un hábito”. Se dice que al hacer una acción
durante 20 días seguidos se vuelve hábito pero todos sabemos que no es tan
fácil decirlo pues el camino al día 20 está distante del día 1, bien dicen que
lo más difícil es empezar y he allí mi dilema. Motivarme no era un problema,
todas las mañanas me prometía dormirme temprano, por las noches me prometía
levantarme temprano y por las mañanas hacer lo que tenía que hacer en el tiempo
correspondiente. El verdadero problema era que por las mañanas me prometía dormirme
temprano porque me levantaba tarde, en las noches levantarme temprano porque ya
era tarde y por las mañanas cumplir con mis responsabilidades porque me había dormido tarde y así todo se
volvía un círculo vicioso de intentos fallidos.
Aristóteles. |
Con el tiempo seguí
intentado y mejoraba en ciertos aspectos mientras que algunos parecían no tener
remedio, sin embargo nunca dejaba de presionarme. Lo que más me sorprendía de
mi mismo era mi capacidad para anticiparme a las cosas, a veces acertaba…la
mayoría de veces no, quizás solo tenía suerte. Eran planteamientos tales como: “Si
me despierto a esta hora duermo un total de x horas. Si al despertarme no me
distraigo con el celular probablemente me levante a tiempo…”, que por la mañana
cambiaban a: “Si solo veo dos videos de 5 minutos probablemente no me atrase,
solo tendría que tardarme menos desayunando y vestirme más rápido…”, y que en
la noche se volvían: “Quizás deba jugar una partida más…”. La mejor parte era
cuando este tipo de planteamientos volvían al momento de tomar el autobús de la
universidad y calculaba la velocidad de mis pasos vs. el tiempo que faltaba
para llegar a la estación; todo para darme cuenta de que solo estaba entrando
en negación y ya era demasiado tarde.
Lo mismo pasaba con mis
responsabilidades, que eran más que suficientes si tenemos en cuenta que en el
proceso por encontrar algo que me gusta adquirí bastantes, posponía y posponía,
lista tras lista y al final de la jornada siempre quedaba algo que hacer. Me
sentía agotado y hasta innecesariamente cargado pero sabía que algo estaba
cambiando. De repente resolvía las cosas de forma más eficiente y a veces
eficaz, seguía teniendo problemas con mi rutina pero por alguna razón lidiaba
mejor con el estrés y tenía mejores resultados.
Matrix Revolutions. The Wachowski Brothers, 2003. |
The Fight Club. David Fincher, 1999. |
Hoy por hoy puedo decirte
que las cosas no son como yo lo esperaba, todavía no logro la excelencia y la
disciplina soñada pero los resultados de mi esfuerzo se vuelven cada vez más notorios. Evalué
mis responsabilidades extracurriculares y abandoné las que no me hacían feliz
junto con las que consideré que debía dejar. Creo que la clave está en ser
perseverante y no perder la motivación (señora que de vez en cuando se
ausentará), encontrar algo que realmente te guste y mantener constantemente en
tus pensamientos hacia donde querés llegar.
Me gustaría saber si te pasa
lo mismo o algo parecido, cómo lidiás con ello y qué tanto has progresado. Si te
gustó el post te invito a compartirlo con tus amigos y darme like en mis redes
sociales. Buenas noches a todos, a todos menos a los que se propusieron empezar
algo y todavía no lo hacen.
Ademas de saber que me gusta hacer te puedo decir que estamos estudiando lo que nos gusta y tenemos amigos en la carrera, no muchos tienen esa dicha.
ResponderBorrarGracias por escribir lo que muchos pensamos.
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